Acompañamos a las personas silenciadas por la violencia, la discriminación y el miedo, porque tu historia importa. A través de el teatro, la educación y la solidaridad, transformamos el dolor en poder, el aislamiento en conexión y a las personas supervivientes en agentes de cambio.
Cuando se cuentan historias, comienza la curación. Cuando la gente escucha, se produce el cambio.
El teatro es más que arte: es una herramienta de resistencia, un espacio para la verdad y un catalizador de la justicia. En FADO, utilizamos el teatro socialmente comprometido para hacer frente a la violencia de género, amplificar las voces de las personas supervivientes y desafiar las normas sociales que permiten el silencio y la opresión.
¿Qué ocurre cuando una víctima de violencia de género cuenta su historia y no se le interrumpe, no se duda de ella, no se le dice que suavice las aristas de su dolor?
Algo cambia. Algo irrompible toma forma.
El itinerario FADO es ese espacio: un proceso para convertir los susurros en declaraciones, la vergüenza en testimonio. No es terapia, pero cura. No es sólo arte, pero transforma. Las personas que suben al escenario se van con una historia que les pertenece totalmente, una voz plenamente reivindicada.
No todo el mundo puede dar un paso al frente. No todas las personas pueden arriesgarse a ser vistas.
Para aquellas personas que resisten en silencio porque hablar es peligroso, la Plataforma Web FADO está aquí.
Un espacio digital privado y protegido donde dar los primeros pasos hacia la libertad con seguridad. Algunas historias necesitan tiempo, FADO no exige, sólo invita. Navega por nuestros ejercicios teatrales, guías, espacios comunitarios y encuentra solidaridad online.
Un movimiento no sobrevive si depende de un solo escenario, de una sola ciudad, de un solo grupo de personas.
FADO es más que un proyecto: Es el proyecto de algo más grande.
Las directrices para la replicabilidad recogen todo lo que hemos aprendido -las técnicas teatrales, el enfoque centrado en el superviviente, el modo en que generamos confianza- y lo exponen claramente para que educadores/as, artistas y defensores/as lo recojan y lo lleven adelante. Ya sea en un aula, en un centro de acogida o en un local de ensayo… el trabajo continúa. Porque ninguna víctima de la violencia de género debería tener que esperar a que alguien le dé voz.
Hay algo en un escenario vacío que cambia a las personas
Es sólo madera y luz hasta que alguien se para allí y habla.
Entonces se convierte en historia, en ajuste de cuentas, en liberación. En Francia, Italia, España y Serbia, las víctimas de la violencia de género se reúnen, no para ser actrices, sino para ser vistas. A través de talleres guiados, darán forma a sus experiencias. Y luego, darán un paso al frente y lo dirán todo en voz alta. Sin vergüenza, sin disculpas. Sólo la verdad.
Una persona alzando la voz es valentía
Cien voces hablando juntas? Eso es el cambio.
FADO está construyendo una red -educadores, artistas, activistas, centros contra la violencia- por toda Europa y más allá. Y mucho después de la última representación, la plataforma seguirá en pie, los talleres continuarán y las voces seguirán alzándose. Porque esta lucha no termina cuando cae el telón.
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